Durante el siglo XIX, donde hoy se sitúan los Corrales, había una fábrica de Gas que surtía el alumbrado público del barrio de la Rochapea. Al dejar de funcionar la fábrica y desde 1899 se utilizó como lugar donde situar a los toros de procedencia andaluza y castellana. Los que venían de Navarra lo hacían en los Corrales del Sario.
Esto se hacía porque los toros llegaban a Pamplona de dos formas diferentes. Los navarros lo hacían con vaqueros y cabestros hasta los citados corrales del Sario, y los demás al llegar en tren lo hacían desde la Estación del Norte en carros hasta los Corrales del Gas. Estos estaban formados por cercados de madera hasta 1918, cuando se construyeron unos fijos con paredes permanentes.
Ya desde los años 30 eran una atracción para decenas de aficionados que acudían a presenciarlos y en la década de los sesenta se limitó el número para evitar aglomeraciones. Los actuales corrales se construyeron en 2003 y fueron inaugurados en los San Fermínes de 2004. Tienen capacidad para siete corridas.
En torno a las diez de la noche se produce en Encierrillo, cuando los seis toros que se van a lidiar al día siguiente son trasladados 440 metros que separan los Corrales del Gas hasta los de Santo Domingo. Lo hacen con cabestros y los pastores son situados a lo largo del recorrido sin corredores. Antes la policía despeja el recorrido y al cumplir su cometido hacen sonar una toque de cornetín. Al momento suena un segundo toque desde el puente de Rochapea, señal para iniciar el recorrido. Solo es presenciado por unos pocos aficionados con pases expedidos por el Ayuntamiento.
Durante los días de corridas los aficionados acuden a los Corrales para ver a través de unos ventanales de cristal las reses, recibiendo información de cada ganadería.









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