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viernes, 12 de febrero de 2021

Fernando VILLALÓN. "Los toros con los ojos verdes"

Se decía que Villalón perseguía esta idea, que seguro que sería uno de los muchos sueños de este terrateniente, ganadero y  poeta sevillano llamado  Fernando Villalón-Daoiz y Halcón. 

Nace en Sevilla, en la calle  de los Alcázares, n." 6,  hoy Sor Angela de la Cruz. Era la casa de sus abuelos los Marqueses de San Gil, donde sus padres, residentes ya en Morón, habían venido a pasar una temporada.



Era hijo primogénito de D. Andrés Villalón-Daoiz y Torres de Navarra, Conde de Miraflores de los Ángeles, y de Dª  Ana Halcón y Sáenz de Tejada. 
En esta pequeña biografía repasaremos su faceta ganadera pues la parte literaria  se puede consultar en la Fundación Fernando Villalón, integrada  en el Patronato de Cultura del Excmo Ayuntamiento de Morón. De hecho la Casa de Cultura lleva su nombre, situada en la plaza  El Polvorón . Delante hay una escultura de bronce del citado poeta y ganadero.
 
Morón






Su labor de ganadero comienza en 1904 al comprar la ganadería de José Antonio Adalid. Su deseo es el de crear un tipo de toro muy personal, lidiando los primeros años  en localidades cercanas como Osuna, Morón, Aracena...

Lidia en Zaragoza en 1910 con buen resultado y no será hasta el 11 de mayo de 1913 cuando debuta en Madrid. Pasan los años vendiendo unos 20 o 30 reses cada año.  En 1915 toma una decisión drástica, cuando compra 200 vacas y 100 toros de pura casta Saavedra a D. Eduardo Olea y elimina lo de Adalid.  Mientras tanto su economía se verá muy resentida con estas compras teniendo que empezar a vender parte de las tierras heredas de sus padres.
En 1917 conoce a Concepción Ramos Ruiz (1890-1980) con quien convivirá hasta su  muerte aunque nunca se casó.
El 14 de enero de 1921 compra el cortijo de la Sierra de Gibalbín.  Cito este cortijo pues tres años después el 22 de enero lo vende a Fernando de la Cámara y Sainz  a cuyo hijo dedicará el poema Campiña de Jerez (Andalucía Baja).
En 1925 lidia 25 toros y 104 novillos y vende 100 vacas al torero Juan Belmonte.  En 1926 lidia 12 toros y 16 novillos. 
En estos años es cuando se intensifica su labor poética con la publicación de la mayoría de sus obras. El siguiente año está  lleno de satisfacciones poéticas, conociendo en mayo  a Rafael Alberti, y en diciembre a García Lorca, Dámaso Alonso, Jorge Guillén, José Bergamín y Gerardo Diego, con los que a partir de entonces compartirá una gran amistad.
Por otro lado la deudas comienzan a intensificarse teniendo que  vender el cortijo "La Boruja" y su ruina parece cercana.  En 1929 vende su casa de Sevilla y se traslada a Madrid con Conchita, teniendo que su hermano saldar muchas de sus deudas sevillanas. 
Hace testamento el 2 de marzo de 1930 y muere seis días después tras una intervención quirúrgica. Según expreso deseo recibe sepultura "con ropa de campo, botas de montar y espuelas" en el Cementerio de la Almudena (Madrid).

Las primeras figuras querían mucho a Fernando y no faltaban a sus tentaderos, pero no querían sus toros en la plaza. Joselito y Belmonte, sobre todo, se negaron rotundamente a torearlos. Y al no querer adaptarse a los nuevos tiempos, llegó  su ruina económica. 
Fue muy amigo de Ignacio Sánchez Mejías. Este le admiraba como ganadero auténtico y por la originalidad de su carácter, siendo un entusiasta  de sus obras.

Merece la pena su obra artística  En los últimos años  publicó tres libros de poesía: Andalucía la Baja, La Toriada y Romances del 800, antes había publicado "Taurofília racial"  y "Semblanza de matadores" que son una auténtica delicia. Una figura muy completa de la generación del 27.

Como ganadero siempre iba buscando hierbas finas para sus toros. Las encontró en las tierras entre Lebrija y Jerez, primero en la marisma y luego en la falda de la sierra de Gibalbín: La Ciñuela, Cortijo de la Sierra y la Herradura, Cortijo de Arriba, Buenavista, Conejo y Corredero...
Hablando del Cortijo de la Sierra podemos comentar que luego Fernando Cámara lo compró. De  Fernando Cámara a su hijo y de este a su hija Rocío de la Cámara actualmente. Saliendo de la localidad de El Cuervo por la calle Fernando Cámara, límite de las provincias entre Cádiz y Sevilla se llega al cortijo donde vivió y pastaron los toros de Fernando Villalón. Hoy pastan los toros con los hierros de Rocío de la Cámara y Cortijo de la Sierra con encastes Osborne, Núñez  y Juan Pedro.

Cortijo de la Sierra y el señor de Sevilla

Cuando Cámara compró este cortijo, Fernando se trasladó al de "Arriba" que tomó en arrendamiento, al borde de la zona endorreica. Todos estos terrenos fueron cruzados mil veces por el caballo de Fernando y por su coche, al que pintaba de verde los años secos, "para que al menos hubiese una mancha verde en el campo".                                                    
Fernando Villalón poeta y ganadero.





martes, 2 de febrero de 2021

Rafael Ortega

En este trabajo recordaremos al "Tesoro de la Isla", apodo no generalizado del diestro isleño.


Rafael Ortega Domínguez,  nace en San Fernando el 4 de julio de 1921, falleciendo el 18 de diciembre de 1997 en Cádiz. Era descendiente de familia torera, entre los que se pueden destacar a "Los Gallos" y a su tío "Cuco de Cádiz", banderillero de Juan Belmonte.
 
Novillero tardio, toma la alternativa en  Las Ventas, el 2 de octubre de 1949. Padrino Manolo González  y de testigo   Manuel Dos Santos, con ganado de Felipe Bartolomé.  El de la ceremonia se llamaba “Cordobés”, negro listón. Cortó oreja a cada toro, Manolo González dos al segundo y Manolo dos Santos resultó cogido grave.

Rafael y su hermano Baldomero
 
Serán Madrid y Sevilla  el centro de su carrera, por ejemplo  en la temporada  de 1952: logra dos éxitos importantísimos en Madrid, en el mes de abril. El 12 de octubre sale por la puerta del Príncipe de la Real Maestranza de Sevilla, en unión de Luis Miguel Domínguín y Antonio Ordóñez. 
Del año  53 al 59  realiza una media de 35 corridas para anunciar en 1960 su retirada tras recibir una fuerte cornada en Zaragoza.  Reaparece en 1966 con un clamoroso triunfo en Pamplona cortando dos orejas a cada toro de Carlos Núñez, junto a Litri y Palomo.  
 En la temporada 1967-68   en San Isidro cuaja una de las faenas imborrables que han tenido lugar en la Monumental de Las Ventas, que realiza a un toro de Miguel Higuero.   A su muerte Joaquín Vidal hacía este comentario de Rafael en  El País:

"Hubo faenas de Rafael Ortega que los aficionados no han podido olvidar. Entre las mejores cabría situar la que cuajó a un toro de Miguel Higuero el día del Corpus en la plaza de Las Ventas. Ortega, que tenía ya 46 años y se le había acentuado la propensión a la obesidad, en cuanto se puso a torear parecía el mismísimo Apolo. A los pocos pases ya se había echado la muleta a la izquierda, la adelantaba ofreciendo el medio-pecho, se traía al toro embebido en sus vuelos, cargaba la suerte, ligaba los pases. A cada muletazo restallaban los olés como el rugido del volcán y, al rematarlos, el tendido era un manicomio". 

 Fue la tarde que Curro Romero se negó a estoquear su toro provocando un gran escándalo pero hizo que las crónicas se ocupasen del tema dejando de lado la labor de Rafael.
 Pero es en  Barcelona, donde es cogido de suma gravedad el 1 de octubre por el toro «Capuchino», de la ganadería de Hoyo de la Gitana,  Este percance, una cornada que le atraviesa el muslo izquierdo, precipita su retirada en 1968, tras lidiar en este último año 8 corridas.  
 Sería laborioso recordar todas sus faenas pero  nos quedamos con  el rabo a un Miura en Sevilla en 1954 y la gran faena al toro «Mariscal», de Clemente Tassara, el 17 de mayo de 1959, que inspiró al cronista de este periódico, Antonio Díaz-Cañabate, una de sus mejores crónicas.
Los aficionados siempre me recordaban su  fama de extraordinario estoqueador, para mí el mejor que he visto pues  mataba  estupendamente al volapié recibiendo, pero que también  destacaba por  su extraordinario sentido del toreo y su porte clásico, en el que se conjugan las normas belmontinas de adelantar los engaños con la ligazón que aportó el toreo manoletista. Una mala gestión de su carrera  y  la mala suerte en algunas corridas claves,  le impidió llegar al puesto que merecía de primera figura, tal como le pasó a Manolo Vázquez y a Antoñete, otros dos grandes toreros de su tiempo.

Terminó como director de la escuela Taurina de Cádiz, con sede en la Plaza de Toros de El Puerto, placa de plata de la provincia  concedida por la Diputación  y de su ciudad, siendo maestro de Ruiz Miguel, Galloso, Jesulín, Padilla y tantos otros que pasaron por esta Escuela.   En su ciudad se le recuerda por un  monumento obra del artísta sevillano Chiqui Díaz que se descubrió en 2002 en la avenida León Herrero.


Refleja a la perfección sus famosas estocadas.


Moría en la madrugada del jueves  18 de diciembre de 1997, en su domicilio de Cádiz, como consecuencia del cáncer hepático que sufría. Tenía setenta y seis años y padre de siete hijos, estuvo ingresado en el Hospital Universitario de Puerto Real (Cádiz) durante varias semanas y fue trasladado unas horas antes a su domicilio después de haber expresado su deseo de morir en su casa de Cádiz , en la que vivió los últimos treinta años. En diciembre 2020 fallecía su hermano Baldomero,  que tantos años compartió con el maestro como torero de plata.
 
He tenido la suerte de compartir en mis tertulias  chiclaneras con muchos aficionados isleños que me contaban mil y una andanzas de Rafael,  incluso las  que me contaba mi añorado asesor taurino en la presidencia el isleño Félix García Lamela, banderillero en su época  y que tuvo mucho contacto con el maestro. Grato recuerdo también la conferencia impartida en 2007 por el Dr. Juan García Cubillana, que llevó por título "Recordando a Rafael Ortega", con motivo del décimo aniversario de su muerte, que organicé en el Ateneo de Chiclana. 
Recomendable la lectura de su libro "El Toreo Puro" y los apuntes biográficos del  profesor Juan J.   Zaldivar Ortega sobre este torero, muy reconocido por los grandes profesionales  de la época, como Antoñete o Antonio Ordóñez.