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martes, 2 de febrero de 2021

Rafael Ortega

En este trabajo recordaremos al "Tesoro de la Isla", apodo no generalizado del diestro isleño.


Rafael Ortega Domínguez,  nace en San Fernando el 4 de julio de 1921, falleciendo el 18 de diciembre de 1997 en Cádiz. Era descendiente de familia torera, entre los que se pueden destacar a "Los Gallos" y a su tío "Cuco de Cádiz", banderillero de Juan Belmonte.
 
Novillero tardio, toma la alternativa en  Las Ventas, el 2 de octubre de 1949. Padrino Manolo González  y de testigo   Manuel Dos Santos, con ganado de Felipe Bartolomé.  El de la ceremonia se llamaba “Cordobés”, negro listón. Cortó oreja a cada toro, Manolo González dos al segundo y Manolo dos Santos resultó cogido grave.

Rafael y su hermano Baldomero
 
Serán Madrid y Sevilla  el centro de su carrera, por ejemplo  en la temporada  de 1952: logra dos éxitos importantísimos en Madrid, en el mes de abril. El 12 de octubre sale por la puerta del Príncipe de la Real Maestranza de Sevilla, en unión de Luis Miguel Domínguín y Antonio Ordóñez. 
Del año  53 al 59  realiza una media de 35 corridas para anunciar en 1960 su retirada tras recibir una fuerte cornada en Zaragoza.  Reaparece en 1966 con un clamoroso triunfo en Pamplona cortando dos orejas a cada toro de Carlos Núñez, junto a Litri y Palomo.  
 En la temporada 1967-68   en San Isidro cuaja una de las faenas imborrables que han tenido lugar en la Monumental de Las Ventas, que realiza a un toro de Miguel Higuero.   A su muerte Joaquín Vidal hacía este comentario de Rafael en  El País:

"Hubo faenas de Rafael Ortega que los aficionados no han podido olvidar. Entre las mejores cabría situar la que cuajó a un toro de Miguel Higuero el día del Corpus en la plaza de Las Ventas. Ortega, que tenía ya 46 años y se le había acentuado la propensión a la obesidad, en cuanto se puso a torear parecía el mismísimo Apolo. A los pocos pases ya se había echado la muleta a la izquierda, la adelantaba ofreciendo el medio-pecho, se traía al toro embebido en sus vuelos, cargaba la suerte, ligaba los pases. A cada muletazo restallaban los olés como el rugido del volcán y, al rematarlos, el tendido era un manicomio". 

 Fue la tarde que Curro Romero se negó a estoquear su toro provocando un gran escándalo pero hizo que las crónicas se ocupasen del tema dejando de lado la labor de Rafael.
 Pero es en  Barcelona, donde es cogido de suma gravedad el 1 de octubre por el toro «Capuchino», de la ganadería de Hoyo de la Gitana,  Este percance, una cornada que le atraviesa el muslo izquierdo, precipita su retirada en 1968, tras lidiar en este último año 8 corridas.  
 Sería laborioso recordar todas sus faenas pero  nos quedamos con  el rabo a un Miura en Sevilla en 1954 y la gran faena al toro «Mariscal», de Clemente Tassara, el 17 de mayo de 1959, que inspiró al cronista de este periódico, Antonio Díaz-Cañabate, una de sus mejores crónicas.
Los aficionados siempre me recordaban su  fama de extraordinario estoqueador, para mí el mejor que he visto pues  mataba  estupendamente al volapié recibiendo, pero que también  destacaba por  su extraordinario sentido del toreo y su porte clásico, en el que se conjugan las normas belmontinas de adelantar los engaños con la ligazón que aportó el toreo manoletista. Una mala gestión de su carrera  y  la mala suerte en algunas corridas claves,  le impidió llegar al puesto que merecía de primera figura, tal como le pasó a Manolo Vázquez y a Antoñete, otros dos grandes toreros de su tiempo.

Terminó como director de la escuela Taurina de Cádiz, con sede en la Plaza de Toros de El Puerto, placa de plata de la provincia  concedida por la Diputación  y de su ciudad, siendo maestro de Ruiz Miguel, Galloso, Jesulín, Padilla y tantos otros que pasaron por esta Escuela.   En su ciudad se le recuerda por un  monumento obra del artísta sevillano Chiqui Díaz que se descubrió en 2002 en la avenida León Herrero.


Refleja a la perfección sus famosas estocadas.


Moría en la madrugada del jueves  18 de diciembre de 1997, en su domicilio de Cádiz, como consecuencia del cáncer hepático que sufría. Tenía setenta y seis años y padre de siete hijos, estuvo ingresado en el Hospital Universitario de Puerto Real (Cádiz) durante varias semanas y fue trasladado unas horas antes a su domicilio después de haber expresado su deseo de morir en su casa de Cádiz , en la que vivió los últimos treinta años. En diciembre 2020 fallecía su hermano Baldomero,  que tantos años compartió con el maestro como torero de plata.
 
He tenido la suerte de compartir en mis tertulias  chiclaneras con muchos aficionados isleños que me contaban mil y una andanzas de Rafael,  incluso las  que me contaba mi añorado asesor taurino en la presidencia el isleño Félix García Lamela, banderillero en su época  y que tuvo mucho contacto con el maestro. Grato recuerdo también la conferencia impartida en 2007 por el Dr. Juan García Cubillana, que llevó por título "Recordando a Rafael Ortega", con motivo del décimo aniversario de su muerte, que organicé en el Ateneo de Chiclana. 
Recomendable la lectura de su libro "El Toreo Puro" y los apuntes biográficos del  profesor Juan J.   Zaldivar Ortega sobre este torero, muy reconocido por los grandes profesionales  de la época, como Antoñete o Antonio Ordóñez.
 









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