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martes, 27 de septiembre de 2022

La Venta del Batán

La conocida como  Venta del Batán,  se inauguró el 11 de mayo de 1950 por el alcalde José Moreno Torres para exponer los toros que se iban a lidiar en la Feria de San Isidro, poniéndose al servicio de la plaza Monumental de Las Ventas. Las crónicas hablan de más de cuarenta mil personas las que acudieron a la inauguración. El recinto fue montado por el Ayuntamiento de Madrid y radica en terrenos de la Casa de Campo, de propiedad municipal.  Esta había sido cedida  al pueblo de Madrid el 1 de mayo de 1931, estando desde entonces abierta a los madrileños.

 
Recordaba por tanto a la antigua y famosa Venta de Antequera de Sevilla donde se encontraban expuestas las corridas que se lidiaban en la feria de abril de Sevilla.
Fueron  los  empresarios, Stuyk y Escanciano los que decidieron crear  la llamada  “La Semana Taurina” para mostrar las reses al público, coincidiendo con los festejos tradicionales de la Feria de Madrid, llamada poco después  de San Isidro. Se crearon para tal fin  unas  modernas instalaciones con café, taberna, corrales, manga de embarque y caminos de acceso sobre las corraletas desde donde se podían contemplar los toros con absoluta seguridad y apreciar el trapío del ganado. 
También había vivienda para los mayorales de las ganaderías expuestas. Los toros llegaban a “El Batán” una semana antes del día señalado para su lidia en la plaza de toros de Madrid.  Los aficionados pasaban largas horas contemplando las corridas e incluso con cruce de apuestas.
 
Corrales .El Batán

Esta costumbre de ver  lo que se recibiría antes de sentarse en el tendido venía de antiguo. En el Siglo XIX los aficionados madrileños se acercaban a los márgenes de Arroyo Abroñigal, a los prados de “La Muñoza”, al “Soto del Señorito” o al “Puente de Viveros”, dependiendo de la procedencia del encierro, a contemplar los toros e incluso, en el mismo lugar se hacía el apartado y los lotes. Un día antes se trasladaban a los corrales de la plaza, en donde se hacia el sorteo.
 

Destacó siempre por su belleza, un estupendo patio de mayorales donde se exhiben en azulejos policromados, la relación de toros premiados por su bravura en el ciclo isidril. El primer toro con azulejo en la Venta del Batán fue un Santa Coloma de Felipe Bartolome, "Fuentes", marcado con el nº 22, tomó 3 puyazos y correspondió en suerte a Manuel Dos Santos, que recogió una ovación en el tercio. A partir de ahí, en sus paredes se recuerdan los toros que mejor pelearon en el ruedo. También hay azulejos a periodistas y ganaderos.
 
 
En 1.990, el Ayuntamiento de Madrid, remozó la Venta del Batán, creando entonces otro trofeo, esta vez para el torero triunfador en la feria de San Isidro.
Así los días 15 de mayo festividad de San Isidro las autoridades municipales, toreros, ganaderos premiados, aficionados y  periodistas taurinos se reunían en una comida en la Venta del Batán y a los postres se entregaban los trofeos al toro más bravo y al torero triunfador del año anterior en San Isidro.

 En 2018 el Ayuntamiento decidió el cierre de las instalaciones. Años atrás con el excusa de la lengua azul se  terminó con la tradición de exponer los toros en El Batán. Después tampoco las empresas ni ganaderos han hecho por darle vida al recinto salvo la Escuela Taurina Marcial Lalanda. 
En la temporada de 2023 han desfilado por el Batán el 50 % de las ganaderías anunciadas en Madrid. Este modelo actual, que recoge el pliego de concesión de la Plaza, ha traído importantes quejas de los ganaderos.
 
 
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